Siempre que elaboro esta receta de galletas de mantequilla caseras, su sabor me recuerda a aquellas galletitas que comía de niña y que vendían en una caja azul metálica, ¡oh! Que delicia, si a eso le sumas que el día está lluvioso o con frío… ¡Insuperable! Por no decir lo sencillas que son de hacer y lo baratitas que salen, bueno, como casi todas mis recetas de galletas.
Un truquito para dar la bienvenida a tus invitados es hornear estas galletas de mantequilla caseras justo antes de que lleguen, ya que desprenden un olor embriagador que invade toda la casa.
Otra forma de aromatizar la casa, que no tiene nada que ver con la repostería, pero que me facilitó una compañera de trabajo, es hervir un poco de agua con el mismo suavizante que utilizas para la lavadora, luego te paseas con la cazuela por cada estancia y ya tienes un agradable olor en toda tu casa.
Pero volviendo a estas galletas de mantequilla caseras, comentaros que con las cantidades de ingredientes que os indico, lograréis aproximadamente 55-60 galletas de 6 cm de diámetro y 6 mm de grosor.
Y sobre el sello, yo he utilizado un sello en forma de mariquita, pero vosotros el que más os guste, incluso podéis utilizar los rodillos troquelados para galletas, a mí personalmente me fascinan, aunque su precio suele ser un poco elevado.
Una pregunta que me ronda es ¿Cómo coméis galletas?, es una pregunta extraña, pero que la respuesta concluirá si aún actúo como una niña o en ese sentido no se madura, puesto que yo sigo comiéndolas a la antigua usanza, es decir, bañándolas en la leche hasta encontrar ese punto justo en el que la galleta empieza a estar blanda, pero no lo suficiente como para «romperse» antes de llegar a nuestra boca.
